jueves, 8 de mayo de 2008

¡HAY QYE SER GILIPOLLAS!

Acabo de llegar de la concentración convocada en la Pza de la Constitución, contra la política de vivienda (más bien, política de constructoras) del gobierno de Esperanza Aguirre y he sido testigo de la infinita capacidad del ser humano para hacer el más espantoso de los ridículos sin, siquiera, ruborizarse mínimamente.

No sé cuántas personas podrán caber en la plaza ¿1.500, 2000? Lo cierto es que entre la multitud que la llenaba, estratégicamente colocados junto al escenario, había 37 (si, 37, los he contado) energúmenos, armados con bocinas neumáticas y de pulmón, empeñados en que el resto de asistentes no nos enteráramos de lo que se decía en el escenario (error, la megafonía funcionó eficazmente).

Las intervenciones de Coy, Pedro Castro, Gregorio Gordo y Tomás Gómez fueron constantemente jaleadas y aplaudidas por la inmensa mayoría de quienes estábamos allí por lo importante del mensaje, contra la brutal subida del módulo de vivienda protegida perpetrado por Esperanza Aguirre y, también, en contraposición a la actitud antidemocrática del denominado Comando Vociferante que, ensordecido, asfixiado y afónico, ha sido incapaz de conseguir su objetivo, que no era otro que reventar la concentración (¡Qué lástima, muchachos!).

Mención especial merece el cruce de mensajes en hojas de papel imprimidas por los ex PSG (YO NO ESTOY EN PSG, MI DINERO SI) y por el mencionado Comando Vocifernte (YO NO ME RINDO), afortunadamente, estos últimos, no han copiado el eslogan de Media Markt y se han evitado el choteo consiguiente.

Un ejemplo ilustrativo: Durante la intervención de uno de los oradores, uno de estos muchachitos descontentos con nuestros representantes democráticos pero encantados con el trato que les ha ofrecido un presunto delincuente, no sé si para enfatizar más sus gritos o acusaciones, sacó de su cartera un billete de 50 € y empezó a ondearlo. En ese momento, un espabilado se acercó por detrás y, limpiamente, le levantó el billete (ignoro si el ratero era de la directiva de PSG, no pude verle la cara). El hombre, sorprendido, se quedó mirando fugazmente el billete que desaparecía entre la multitud, después, resignado, volvió a abrir su cartera y sacó otro que sujetó más fuerte esta vez. Aplicando este hecho al cruce de mensajes, bien podían haber rotulado: PSG SE QUEDA NUESTRO DINERO PERO NO IMPORTA,TENEMOS MÁS.

El problema no es que les hayan engañado, estafado y presuman de ello, lo verdaderamente grave es que se enfaden porque los demás no hemos tragado.

¡Hay que ser gilipollas!

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