viernes, 25 de abril de 2008

MENUDO FIESTÓN

No tenemos del todo claro en qué consiste eso del liberalismo (versión Aguirre) pero, poco a poco, vamos comprendiendo algo. Se trataría, así en tres brochazos, de que la Lideresa se sienta libre para hacer y deshacer lo que le dé la gana, cuando le plazca y como le apetezca. Siempre con el noble objetivo de que gane un montón de pasta quien ya tiene un montón de pasta, desmontando y trasladando a manos privadas toda la estructura pública de la que se ha dotado el Estado en los últimos 30 años y, lo último de momento, retornando briosa a las tesis del Nacional-Catolicismo.

Menudo fiestón el que nos espera.

Esto nos pasa como consecuencia de tanta inauguración con repetición y tanto paseo de hospital en hospital. De tanto ver por los pasillos vacíos el cartelito de Sala de Curas, la aguerrida Aguirre vio la luz. ¡¡Eureka!!

La incorporación de los curas a la Comisión de Ética de los hospitales, es sólo la primera de una serie de actuaciones a emprender en un futuro próximo:

- Declarar endemoniados a los enfermos de epilepsia.

- El Mal de Parkinson volverá a denominarse Baile de San Vito y la apendicitis Cólico Miserere.

- Dotación de escapularios con el texto “¡Detente Mal!”, a todos los pacientes en lista de espera.

- Todo el personal de enfermería (masculino y femenino) irá ataviado con hábito y tocado con teja.

- En las Salas de Cuidados Paliativos, allá donde existan, no habrá más fármacos que los Santos Oleos.

- A la entrada de cada quirófano se colocará una placa con la inscripción “Errare humanum est”
- ...

No es cuestión de trivializar ni frivolizar con un asunto tan grave, síntoma de la deriva ultraconservadora que toma cualquier cosa que sea tocada por la varita “liberaloide” del Partido Popular de Madrid pero, de alguna manera, había que sacar al exterior toda el enfado que produce ser testigo de las trapacerías de esta panda de filibusteros de lo público.

Hay que hacer algo YA.

domingo, 20 de abril de 2008

DEMOLICIONES GODZILLA

Ha llegado un momento en que el gobierno regional no nos da un momento de tranquilidad, nos tiene en un permanente estado de tensión, a la espera de cuál va a ser la siguiente tropelía que perpetren. Hemos de reconocer que su capacidad destructiva es tal, que cualquier día vamos a descubrir que la mediática lideresa no es otra cosa que Godzilla pasada por Corporación Dermoestética.

Basándose en la estrategia del divide y vencerás, elevada a la máxima potencia, nos tiene los cabreos y sus pertinentes respuestas repartidos por varios frentes, a saber:

En Educación, goteo permanente de privatizaciones, incluyendo una medida inédita, la de pasar a manos privadas centros de titularidad pública que, una vez asfixiados por la vía presupuestaria, recaen, casualmente, en manos de los colegios religiosos que acuden al rescate mediante la socorrida fórmula de los conciertos. Ahora bien, no contenta con eso, Lucía Figar, al dictado de su casa matriz, la FAES, ha metido también a las Escuelas Infantiles (que no guarderías) en la lista de Entidades Desguazables, con una serie de medidas recogidas en un Decreto que tiene soliviantados hasta a los bebés.

En cuanto a Vivienda, también vía decreto, han mostrado el hormigón de su verdadero rostro y para quién trabajan; para las grandes constructoras y mega inmobiliarias que aprovecharán la crisis económica para no dejar de llenar sus rebosantes arcas a costa de sangrar la parte débil de este asunto, las personas, en su mayoría jóvenes, necesitadas de vivienda. La brutal subida del módulo de vivienda protegida, entre otras medidas, también graves, es sólo un ejemplo de su facilidad para discernir entre quien vota y quien paga.

De Telemadrid, sólo hace falta tomarse un chupito de Primperán y ver un informativo. No expreso los adjetivos que se me pasan por la cabeza porque todos son constitutivos de delito.

Aún siendo los temas expresados de una gravedad monstruosa, están obteniendo una respuesta social y mediática interesante, disponiendo de importantes foros de opinión y movilización que se trabajan para que la sociedad adquiera conciencia de la trascendencia de estos hechos y sus consecuencias.

A la sombra de lo anterior y de puntillas, sin hacer ruido; el arrebatador (interprétese como se quiera) Consejero de Sanidad, Juan José Güemes, sigue imparable en su tarea de liquidar la Red de Salud Pública: Derivación de un sin fin de pacientes a centros privados, pagados con dinero público; construcción y puesta en marcha de 8 hospitales de gestión también privada (que da pavor pensar cómo está previsto pagarlos); desaparición, ya perpetrada del IMS, Instituto Madrileño de Salud; desmantelamiento de los laboratorios clínicos de los hospitales públicos, labor efectuada ahora por laboratorios privados; estigmatización de las clases médica y de enfermería, con atropello de sus condiciones laborales y salariales y lo próximo, privatización de la Atención Primaria en general y los ambulatorios en particular. Todo esto, además, con aumento de las listas de espera y deterioro de la calidad de la atención. A esta situación, de toda la vida, se le ha llamado JUGAR CON NUESTRA SALUD.

No es cuestión de ser alarmista (creo que me quedo corto) pero, ¿Sería el momento de plantearse alguna movilización general? Las movilizaciones sectoriales están bien, son útiles y, además, llevan detrás un importante esfuerzo pedagógico pero, a mi juicio, no dan conciencia del verdadero alcance del destrozo público que se está llevando a cabo en la Comunidad de Madrid.

A ver si hay suerte y Godzilla y sus Godzillitos, se distraen un poco en sus peleas internas en el Partido Popular y dejan a la gente vivir en paz.

domingo, 13 de abril de 2008

GENES REPUBLICANOS (77 AÑOS YA)

Todas las noches se repetía la misma liturgia, al menos eso creía yo, se reunían alrededor de la mesa camilla mis abuelos, sus hermanas y sus maridos. En el centro, dominándolo todo, la radio, ese aparato arcaico, de madera barnizada con teclas y botones de porcelana, con una ventana de cristal ahumado, alargada, donde estaban escritas las mayores ciudades del mundo, colocadas por continentes, sobre las que se deslizaba la fina aguja del dial. Una preciosidad.

Algunas noches, sobre todo cuando no había colegio, me quedaba a dormir en casa de mis abuelos e, inevitablemente, me despertaba el sonido oscilante entre agudo y grave de la sintonización del aparato que rompía el silencio sacrosanto que mantenía mi familia, esperando impaciente que, de las entrañas de madera y lámparas, surgiera la voz. El sonido era de una calidad deplorable, entrecortado a veces y en otras se perdía y volvía dubitativo. Daba igual, estaba hablando La Pasionaria y yo les veía fascinado, en pijama, desde la oscuridad del pasillo.

Si alguien osaba hacer algún comentario o sólo toser, mi abuela, la matriarca, lo hacía callar con una mirada conminatoria; su incipiente sordera unida a la devoción que sentía por esa voz daban a sus ojos una extraña expresión, mezcla de emoción, furia y lágrimas contenidas por el orgullo. Todos los demás callaban y mi abuelo le pasaba el brazo por los hombros.

Una mañana no pude contener la curiosidad y le pregunté.

Se sentó conmigo en uno de los sillones de mimbre y me atusó el pelo. Me habló de los tiempos felices de La República, de la alegría que se respiraba por las calles, de su juventud, de la ilusión por la libertad, de cuando nació mi padre y... de La Guerra. De los bombardeos, de que pasaron tanta hambre que tenían que comer la carne de las mulas que mataban las bombas, del No Pasarán y de La Pasionaria, la mujer más valiente que había existido y de los Nacionales y todas las barbaridades que cometieron. Según avanzaba su tono de voz se iba haciendo más serio y su mirada más y más dura. Habían sufrido mucho y se reprimía sin éxito para no transmitirme la tristeza que le desbordaba.

Aquellas noches de La Pirenaica me marcaron y, ya de mayor, conocí la historia y también La Historia.

No viví La República pero cuando la tricolor se lleva en los genes, no es difícil saber por qué soy republicano.

Hay mucho trabajo por hacer. Nos merecemos la III República

sábado, 5 de abril de 2008

¡MOLA! SE QUEDA UNO MUY A GUSTO

Leo hoy un artículo de Manuel Rivas que define un concepto tan interesante que puede marcar tendencia en el futuro, tanto por lo que tiene de consustancial a la naturaleza humana, como por el componente políticamente incorrecto que destila. Se trata del “Hartismo”, o lo que es igual: Manifestar públicamente, sin miedos, reparos o cautelas de tipo moral o social; todas las cosas de las que estamos hartos. Sencillo y atractivo ¿verdad?

Como prueba, sin ensayo previo, así, de sopetón, voy a hacer un ejercicio iniciático de hartismo. Como diría un niño pequeño que tiene que cantar en público por primera vez: ¡A ver cómo me sale!

Estoy definitivamente harto de PSG. Aburre casi tanto como apesta.

Mi hartazgo no tiene parangón cada vez que compruebo que el trabajo desarrollado por el ayuntamiento de una ciudad de 170.000 habitantes, se paraliza y supedita cada vez que el Getafe consigue un éxito deportivo. Amigos, lo que quieras pero el borrico en la linde.

Hartura, lo que se dice hartura, la que me producen los dolientes compañeros, de todo signo, que te cuentan que no se explican los resultados de Izquierda Unida, que no nos los merecemos y que sufren mucho por nosotros. La condescendencia y las palmaditas os las podéis ahorrar. En serio.

Siguiendo con este asunto, estoy hasta los tuétanos de los opinadores mediáticos que se empeñan en hacerle la autopsia a alguien que está muy vivo. Luego dirán que se quedó en la mesa de operaciones. No os vamos a dar ese gusto.

Me hartan, de matrícula de honor, todos estos simpáticos jovenzuelos que socializan sin mesura y ventanillas abiertas, el sonido de los mega-equipos instalados en sus vehículos hasta tal punto que, recluido en el último rincón de tu casa, no escuchas tus propios pensamientos. Y qué mal gusto tienen los jodíos.

Mi cerebro se bloquea, completamente saturado de todas esas personas cuyo principal tema de conversación son ellas mismas. Da igual de lo que hables y lo importante del asunto; a ella, a su tía, a su hijo, a su vecino o a una amiga le pasó algo parecido. ¡Y a mí qué coño me importa!

Verdaderos espumarajos de odio me producen, todos los graciosillos, frustrados y fracasados, que se sienten obligados a sacar de paseo su masculinidad casposa, de taberna de pueblo, cada vez que se produce un caso de violencia machista. Volved a la caverna de una puta vez.

Como arranque no está mal, se queda uno muy a gusto.

Si te apetece deja, en forma de comentario, las cosas que te tienen “hasta aquí”. Podemos iniciar la enciclopedia de la hartura o la “Hartipedia”. A ver hasta donde llegamos.