lunes, 9 de junio de 2008

ESTO APESTA

Aún a riesgo de repetirme, que es lo de menos, no tengo más remedio que confirmar oficialmente lo que todos sospechábamos: ESTO APESTA.

- La eufemística Desaceleración se ha convertido, así, de sopetón, en un frenazo salvaje que nos ha sacado los ojos de las órbitas y los ha dejado pegados al parabrisas como dos huevos fritos. Una crisis de libro.

- Como siempre que van las cosas mal ¿Quién va a pagar la cuenta? Los mismos que sirvieron la mesa para que los desahogados y orondos comensales pudieran ponerse hasta las trancas de guisos exclusivos y vino del caro. Nos vamos a hinchar a fregar platos.

- Parece que la tendencia es a empeorar y, desde nuestra bienamada Europa, nos llegan voces (potentes) que reclaman la jornada laboral de 65 horas a la semana. Es posible que, al ser de letras, me equivoque y no me salgan las cuentas pero el resultado dispara todas las alarmas: Si trabajas 7 días a la semana, la jornada diaria resultante es de 9 horas y cuarto, si trabajas 6 días, la cifra asciende a la nada despreciable cifra de casi 11 horas y si, ya en un arrebato de locura, decides mantener la jornada de lunes a viernes, deberás estar en el tajo la friolera de 13 horitas de nada. Si el problema era cómo resolver los inconvenientes que genera la cultura del ocio, se termina con el ocio y a otra cosa. Espero que no les dé por recuperar los grilletes y los latigazos, soy de piel delicada.

- El Presidente del Banco Central Europeo, Jean Claude Trichet, eximio adalid del neoliberalismo rampante, me recuerda a los niños cabrones esos que, armados con una lupa, iban quemando con saña a todos los animales que tenían la desgracia de cruzarse en su camino. No sólo jode a los más desfavorecidos sino que se jacta de ello.

- Nos espera una oleada migratoria de dimensiones planetarias. Los desalmados especuladores que han hecho acopio de cereales y otro tipo de alimentos y disparan los precios (con la excusa de los biocombustibles, insisto, excusa) merecen que les traten como a las ocas: Tumbados bajo un silo lleno de grano, con un embudo acoplado hasta el esófago, y cebarles grano a grano, despacito pero sin pausa hasta que les salga foie-gras por el culo.

- Ahora bien, a todos los franceses, italianos, alemanes, etc. que vengan huyendo de Sarkozy, Berlusconi, Merkel, etc., les vamos a poner bajo el cálido manto protector de Esperanza Aguirre. Se van a volver a su casa despavoridos, sin aliento.

Veis lo que pasa, me pongo a escribir, me enciendo y ya ni el fútbol me calma. Estoy completamente echado a perder.

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