miércoles, 23 de enero de 2008

LA MALA SALUD DE LA SANIDAD MADRILEÑA

Estoy en modo expectante, si expectante. Aguardo con impaciencia el momento en el nuestro ínclito Consejero, Manuel Lamela, salga a la palestra para denunciar en los juzgados, como debe ser una denuncia, la sedación terminal a que está sometiendo la Comunidad de Madrid a la Sanidad Madrileña.

Es cierto que, en la actual legislatura, algo ha cambiado en la administración regional en esto de las cosas de la salud, hemos pasado de un “elegante descapotable” a un “pelazo indómito”, por lo demás, la anterior tendencia a la gestión privada de la atención sanitaria va cuajando punto por punto en forma de hospitales, cirugía menor o lo próximo, la atención primaria.

No conocíamos las aptitudes del Consejero de Sanidad y Consumo, señor Güemes, como trilero pero las vamos descubriendo: ¿Dónde están los médicos? ¿En el Hospital de Getafe, en el de Parla, en el de Valdemoro?
Apuesto por el de Getafe, que los he visto. Exclama con decisión el incauto ciudadano que no ha sido consciente de la jugada (la mano privada es más rápida que la vista) y al destapar el cubilete elegido, resulta que no, están en Parla, Valdemoro o donde convenga.

Contemplando la jugada a cámara lenta, observamos que, con un hábil y vertiginoso movimiento de dedos, a 150 profesionales sanitarios de la zona sur, se les ha trasladado a los nuevos hospitales sin cubrir la vacante dejada en el destino anterior. Con un prodigioso golpe de muñeca, a los nuevos (y pocos) contratados, se les ha exigido que rebajen su titulación académica en detrimento de su categoría laboral y, por lo tanto, de su sueldo. Mientras su verborrea, en forma de ficticias inauguraciones, nos distrae, se pagan diferentes salarios para una misma categoría lo que constituye una forma de chantaje que en nada beneficia a la atención a los pacientes. En resumen, a poco que nos fijemos, veremos con claridad lo burdo del engaño.

Y ahora, la traca final, con el noble fin de reducir las Listas de Espera provocadas por su actitud ventajista, se siguen derivando pacientes a las clínicas privadas que, haciendo gala de su vocación de servicio, están llenando la caja registradora con grandes manojos de Dinero Público.

Sólo nos falta escuchar que la saturación de los Servicios de Urgencias viene provocada por la fea manía de ponerse enferma que tiene la gente.

Menuda banda de desahogados.

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