viernes, 28 de diciembre de 2007

AEROPUERTO EN GETAFE (Si, pero. No, aunque)

Cuando se trata de un tema tan controvertido como al apertura de la Base Aérea de Getafe a vuelos privados, lo primero que echamos de menos son datos. Carecemos de datos fehacientes, rigurosos y precisos sobre el número de aviones privados (o para uso privado, servicio de aerotaxi) que existen en España y, más concretamente, con base en Madrid. No tenemos información (o a los humildes mortales no nos ha llegado) de las cifras de vuelos totales, separados por días, por horas, por aeropuertos o por usuarios (Estadísticas creo que se llaman), lo que no creo es que AENA no tenga esos datos y base sus previsiones en estimaciones con una horquilla tan amplia que parecen más propias de Rappel que de una entidad seria, lo que provoca una interminable sucesión de conjeturas sobre el número de operaciones diarias que se prevén y que oscila de las 10 a las 100 (o más, según el interés de quien las difunda).

Si nos ha llegado, sin embargo, información detallada sobre los beneficios que reportaría para la ciudad la ampliación del uso de la Base: Retranqueo de 10 m de la valla a lo largo de toda la carretera del cementerio, aportación económica de AENA para la construcción de Museo Aeronáutico más otra cantidad anual para las arcas municipales y más facilidades y colaboración para la recuperación de los terrenos militares para su uso civil.

Lo que no existe es un estudio de impacto medioambiental, tanto de la huella sonora que supondría para los vecinos de Getafe y otras ciudades de nuestro entorno, como de la contaminación del aire que respiramos, no olvidemos que estos aviones no se mueven con colonia Nenuco, utilizan queroseno. Una vez que se disponga del citado estudio, no estaría de más compararlo con la situación actual porque, en el barrio de San Isidro lo sabemos muy bien, las avionetas, cuyo uso iría a Valladolid, sólo en los minutos en los que están calentando los motores, producen más ruido que en el trasiego normal de despegues y aterrizajes de la Base. Otro factor a tener en cuenta es que el uso de estos vuelos es privado y, por lo tanto, emplean un pasillo aéreo distinto del militar, que requiere de una gran aceleración para alcanzar en espiral la altura de vuelo prevista para su uso, además de evitar las molestias propias de los vuelos de entrenamiento, piruetas, rasantes en pista y otras lindezas más estruendosas que un simple despegue o aterrizaje convencional.

Con todos estos datos (o con tan pocos datos), lo único que podemos hacer es opinar y mi opinión es que, si existe una infraestructura aeroportuaria ya en uso, no es necesario construir otras nuevas (merecería un capítulo aparte el estudio de los intereses económicos que esta nueva construcción supondría y el por qué de la defensa a ultranza del Partido Popular de El Álamo-Navalcarnero como sede para los vuelos privados), siempre y cuando el imprescindible estudio de impacto medioambiental no aporte datos que aconsejen lo contrario.

Me gustaría ser más tajante pero es lo que hay.

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